sábado, 12 de noviembre de 2011

Drácula (1931)

Drácula (Dracula)

(1931)

Director: Tod Browning

Guión   : Garrett Fort


Bela Lugosi
Helen Chandler
Edward Van Sloan
David Manners
Dwight Frye
Herbert Bunston




 

Primera versión hablada de la obra de Bram Stoker y, quizás, una de las más famosas de toda la historia. Muchos fueron los factores que intervinieron para que esto fuese así. Vamos a repasar unos cuantos:
            En primer lugar, si se habla del Drácula de 1931, hay que hacer referencia obligada al actor que interpretó al malvado conde transilvano. Y lo hizo tan bien que hoy día, años después, sigue siendo conocido por ese papel y ningún actor posterior ha logrado arrebatarle la fama como Drácula. Me refiero, cómo no, a Bela Lugosi, el gran Bela. Y es que Drácula, sin Lugosi, no hubiera sido lo mismo. El actor ya había interpretado al personaje con éxito en el teatro y, cuando lo hizo en la pantalla, dio el salto al estrellato y de ahí a la leyenda. Lugosi, de procedencia húngara, fue el Drácula perfecto. Su fuerte acento al hablar inglés confirió al conde una dimensión que le ha distinguido de cuantas versiones se han hecho después. Rehusó por iniciativa propia usar los colmillos que siempre se asocian al monstruo y los sustituyó por una marca de fábrica, algo que, cuando se ve la película, te llega a lo más hondo: la mirada. Los ojos de Lugosi, su expresión, hacen que este Drácula algo tremendo, amenazante, terrorífico. Con él vimos por primera vez la imagen del conde vestido de frac con esa capa tan característica con la que se le sigue identificando hoy día (esto de la capa, al final de su vida, es centro de cierto detalle morboso que comentaré al final) Claro que no se sabe muy bien qué es más aterrador, si contemplar en rostro del actor cuando está serio o cuando a veces, muy pocas, deja entrever una leve sonrisa.
            Acampanándole, un elenco de actores muy digno. Edward Van Sloane es el perfecto Van Helsing: académico, severo, valiente. Helen Chandler (atentos a los ojos de esta mujer) y David Manners los secundan como Mina y Jonathan Harker respectivamente y Herbert Bunston haciendo de Seward Y, como secundario, otra grata sorpresa: Dwight Frye es un Rendfield tremendo, espectacular en su papel de loco. Bien es cierto que muchos, cuando ven la película por primera vez, hasta se burlan del modo de actuar de este hombre pero yo creo que lo que hace es más que digno. Contemplad su rostro cuando le descubren en la bodega del barco o en la escena en la que la pobre enfermera se desmaya y él, como un animal salvaje, se acerca cada vez más y más. Sus ojos lo dicen todo. ¡Y esa risa enloquecida…!
            Tod Browning era ya un experimentado director que tenía en su haber unas cuantas películas mudas y, de hecho, eso se nota en esta cinta. Si os fijáis, algunas escenas bien pueden pasar por propias del cine mudo. La que más destaca en este sentido es esa en la que Rendfield, después de beber el vino, se desmaya. Las novias de Drácula aparecen en escena cuando el conde les corta el paso y, con un gesto, les manda retroceder. Ni música, ni diálogos, ni efectos ni sonidos: imagen en estado puro. En general, la película tiene una factura muy elegante y no cae en escenas truculentas. De hecho, se puede decir que no hay ninguna salvo la muerte de Rendfield, dejando a la imaginación del espectador lo que ha sucedido en otro momento y no se ha visto.
Si nos fijamos bien, podremos comprobar que, salvo escasas ocasiones, la cámara está fija enfocando a los personajes mientras dialogan, salvo excepciones, como la escena en la que Drácula aparece por primera vez que parece que el actor (de manera absolutamente intencionada y planeada) mira al espectador. Añadir que contó como operador de cámara con Karl Freund que, posteriormente, rodaría La Momia, con Boris Karloff y echó más de una mano a Browning durante el rodaje.
            Una cosa a tener en cuenta cuando se habla de este Drácula es que, a pesar de que hablemos del vampiro más famoso de todos los tiempos, esta versión no es una adaptación de la novela de Stoker. De hecho, es una adaptación de una versión teatral que tuvo un sonado éxito de la mano de Hamilton Deane y John L. Balderston. De ahí el antes mencionado aire a obra de teatro que se respira a lo largo de la proyección (los personajes, por ejemplo, narran lo que ha sucedido para que el espectador se entere de ciertos acontecimientos) Ese tono de teatro también puede comprobarse sin problemas en la escena en que Lugosi es descubierto como vampiro en el salón del doctor Seward.
            Con respecto a la música, poca vamos a oír a lo largo de la película, salvo al principio, con el Lago de los cisnes, y al final, como colofón de la historia.
            Por supuesto, dada la naturaleza de la cinta,  y de la época, no encontraremos efectos especiales espectaculares en ella. Ni falta que hacen. Es más, se podría decir que NO veremos ningún efecto especial salvo niebla y vampiros de goma flotando en alguna que otra escena. Pues bien; cumplen su cometido y eso es más que suficiente.
            ¿Se puede decir más de este Drácula? Sí, y mucho porque, por si no lo habéis notado, estamos hablando de una película de hace más de setenta años que sigue vigente como el primer día y eso será por algo. Ya quisieran muchas de las de hoy, al menos, parecerse un poquito. Os animo a verla; merece la pena.
            Si hay algo que caracterice a Drácula es el montón de curiosidades que plantea. Señalo unas pocas para abrir boca:

-Bela Lugosi no era la primera opción para el papel del conde. La productora quería a Lon Chaney, todo un icono del cine de terror cuyos maquillajes en El fantasma de la ópera o El jorobado de Notre-Dame dejaron huella. La pena fue que Chaney se fue por culpa de un cáncer de garganta. Y de hecho, tras su muerte, muchos fueron los actores en los que se pensó antes que en Lugosi.
-Esto ha planteado una duda que nunca descifraremos: Chaney era un experto en el maquillaje mientras que Lugosi pasó de él. ¿Qué tipo de Drácula hubiera interpretado Chaney? ¿Monstruoso? ¿Asqueroso, en la misma línea que el Nosferatu de Murnau?
-Leyenda urbana al canto: se dice, siempre que se habla de Bela Lugosi, que aprendió las frases en inglés de manera fonética, ya que no controlaba el idioma. Según parece, esto no es más que un rumor ya que el actor llevaba ya mucho tiempo en América y controlaba el inglés... siempre son su acento característico.
-Esta, quizás, fue la primera película a la que se le dio publicidad más allá de lo cinematográfico para atraer al público a las salas. De hecho, en los pases iniciales, se contrataron ambulancias y enfermeras para que se quedaran cerca de la puerta del cine por si pasaba algo. Sea como fuere, las salas se llenaron.
-Efectivamente, hubo varios colapsos nerviosos por los sustos.
-En una entrevista, Bela Lugosi quiso gastar una broma a una periodista, dejó de hablar y la miró con la cara de Drácula. La pobre mujer salió huyendo despavorida.
-David Manners también sale en La Momia o Satanás (También llamada El gato negro)
-Edward Van Sloane hace su aparición en Frankenstein o El hijo de Drácula, película que conecta directamente con esta.
-A esta versión le debemos la imagen del conde repeinado, vestido con frac y capa.
-Sí, el muñeco de Barrio Sésamo que no para de contar, está inspirado en Lugosi.
-Fue de las pocas películas de terror que no incluía gags. Aquí se viene a pasar miedo y punto.
-Siempre se dice pero, desgraciadamente, fue así: este fue el primer gran papel de Lugosi y también el último. Se encasilló de tal forma en el personaje que nunca logró zafarse de él. Es más, lo interpretó de muchas formas y bajo distinto nombres a lo largo de distintas películas.
-Al año siguiente Lugosi metió la pata hasta el fondo cuando le ofrecieron interpretar al monstruo de Frankenstein. El actor rechazó porque, en el guión, el monstruo solo rugía y se tambaleaba como un idiota. Hay que reconocer que tuvo razón. Luego, el papel se reescribió para Boris Karloff. El resto es historia...
-Todd Browning no estaba en su mejor momento pues la muerte de su amigo Lon Chaney le afectó mucho. Eso hizo que, alguna que otra escena, la dirigiera bajo los efectos del alcohol o con desgana. Se dice que Karl Freund, no acreditado como tal, dirigió buena parte de las escenas.
-Ya que la película tenía ese aire, se estrenó como película muda en algunos cines.
-A la par que se rodó esta versión, se filmó otra hispana dirigida por George Melford con los mismos decorados y por la noche. Esta práctica era muy habitual en la época. Conocida como el “Drácula hispano”, se trata de una versión pero que muy interesante y que muchos consideran que, a veces, es mejor que la de Browning.
-Con respecto al detalle morboso de la capa: Lugosi, ya enfermo en su delirio, se creía en conde Drácula de verdad. Por eso, fue enterrado con la capa. La leyenda urbana dice que esto fue idea de su amigo Ed Wood (Sí, el de plan 9 del espacio exterior) pero Bela Lugosi Jr., hijo del actor, ha confesado que fue decisión suya y de su madre.
-Si nos fijamos bien, cuando Lugosi mira con esos ojos a la pobre víctima de turno, podemos ver que reciben luz de manera casi directa. Browning consiguió esto haciendo unos agujeritos sobre una superficie de madera y enfocándolos a la cara del actor. Simple, sí, pero muy efectivo.
-El símbolo del murciélago-vampiro, copiado hasta la saciedad, sale aquí para presentar la película.
-Según el hijo de Lugosi, el actor siempre dijo que interpretar al conde fue una bendición y, a la vez, una maldición.
-Un consejo: soy gran defensor del doblaje español pero, si podéis, vedla en versión original. Bela Lugosi, Frye y Van Sloane no tienen precio.

 

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