domingo, 20 de enero de 2013

La casa encantada


La casa encantada (The haunting)
(1963)

Director: Robert Wise
Guión    : Nelson Gidding 

Julie Harris
Claire Bloom
Richard Johnson
Russ Tambly








Un científico se propone demostrar que una antigua casa está maldita. Para ello, cuenta con la ayuda de varias personas…

 “…Siempre fue una casa encantada, una casa que nació mal…”

 La casa encantada (título basado en la novela The haunting of Hill House escrita por Shirley Jackson) es una película de terror y suspense (más de lo segundo que de lo primero) que usa el famoso tema de la casa encantada para que unos personajes encerrados en ella las pasen pero que muy mal con el fin de demostrar que, a fin de cuentas, algo maligno habita entre sus muros.
La película, para mí, cuenta con varios tantos a favor. Empecemos…
Me gusta mucho cómo, nada más empezar, la voz en off del buen doctor mete hasta el cuello al espectador en faena con unas palabras que dejan fuera de toda duda por dónde va a ir la cinta que tenemos por delante: “...Una vieja casa, de esas que algunos dicen que están encantadas…” Si a eso le añadimos que, durante la charla, vemos la silueta de la casa maldita (¿o maldita casa?) de  fondo, el efecto está más que conseguido. Y esto son sólo los primeros segundos…
 
Sobresaliente por el flash-back que viene a continuación, donde se nos cuenta la trágica historia de la casa, llena de muertes, tragedias y fatalidades varias. Aquí hay determinados momentos más que destacables: comprobad el rostro muerto de la segunda señora Crane o, uno pero que muy bueno, el proceso de envejecimiento de Abigail; todo en primer plano a base, digo yo, de fundidos. Después de ver estas imágenes, no queda más remedio que sentarte a ver qué va a pasar. Chapeau.
 

Buenos golpes de efecto...
 
Tras esta soberbia presentación, la película no pierde el tiempo y va al grano presentándonos al doctor Markway y sus intenciones: investigar la casa y demostrar que hay poderes sobrenaturales en ella. Y, al poquito, conocemos al elenco protagonista: Eleanor, mojigata, deprimida, poca cosa y, mentalmente, hecha polvo; Theo, valiente, decidida y que tira los tejos a Eleanor de manera más que descarada (otro tanto a favor de la peli: curioso que, en aquella época, un personaje homosexual se mostrara tan claro y evidente para con otro que no lo es. “¿Has pensado en cambiarte de peinado?”, le pregunta a Eleanor. “Yo sé cuál te sentaría bien” Si, además la principal diversión de ambas es estar juntas en la misma habitación pintándose las uñas, la cosa está clara) y Luke, millonario cuasi-repelente que espera heredar la casa para venderla. Va listo el amigo…
 
 
Si hay algo que destaca en esta cinta es, como dije, el toque misterioso que destila desde que empieza hasta que acaba. Por eso mismo, debo hacer mención especial al matrimonio encargado de la casa, sobre todo a ella, la señora Dudley, interpretada por Rosalie Crutchley (que me sonaba por su papel de Actea en Quo Vadis?, la pobre que pone en la mano y pecho de Nerón el puñal (Peter Ustinov) al final de la misma)  Fijaos lo que dice mientras se queda tiesa cual estaca clavada en el suelo mientras detalla el horario de comidas y cenas. Es un personaje que me parece una especie de extraña y sutil mezcla entre la señorita Rotenmeyer, la bruja maga del mago de Oz y la peor institutriz que uno se pueda imaginar. Atentos a las perlas que suelta: “…Por la noche, no la oiríamos. Nadie la oiría. Nadie vive cerca de esta casa ni nadie quiere vivir cerca de aquí… en la noche” Lo curioso es que su discurso lo suelta la escuchen o no. Y, además, uno no sabe qué da más repelús en ese dichoso caserón: si los golpes y ruidos varios que se oyen o la mencionada ama de llaves. Os dejo un ejemplo para que comprobéis lo que acabo de decir:
 
La película tiene un ritmo muy bien medido y marcado que, además de venir dado por el aspecto visual, está muy bien llevado por los diálogos. Y es que esta, amigos vigilantes del cielo, es, ante todo, una película de hablar. De hecho, nos vamos a hinchar a escuchar conversaciones, pero de las buenas, donde los diálogos definen el modo de ser, pensar y actuar de los personajes. Todos muy bien medidos y, lo que es mejor, sin llegar a aburrir. ¿Por qué? Porque se las apañaron para compensar con dichos diálogos la ausencia de espectacularidad propias de una cinta de terror.
Y esto me lleva a destacar otro gran punto a favor de la cinta. Nada más leer el título está claro por dónde van a ir los tiros; eso es más que evidente. Ahora bien, el gran mérito de la película es que, a pesar de ser lo que podemos llamar “una peli de miedo”, no vamos a ver ni un efecto especial, nada de maquillaje truculento, ni el monstruo de turno, ni la sangre salpicando. Nada de lo anterior y nada de lo que esperes encontrar en una película típica del género. Eso sí, contiene escenas en las que, sin nada de lo anterior, consigue crear una angustia más que destacable y mucho, mucho misterio. Aquí debo señalar la escena de los golpes que atormentan a Eleanor y Theo, los cambios de plano que pueden resultar fortuitos pero que incrementan la sensación de soledad de los personajes (de pie en mitad de un salón enorme), las pintadas en la pared y mucho, muchísimo primer plano de los actores. De este modo el espectador puede ver, palpar, el desasosiego que sienten y ser partícipe de ello (aquí, vuelvo a nombrar la escena de Eleanor y “alguien” estrujando su mano) Increíble que, de modo tan “sencillo” se pueda contar, decir y expresar tanto. Ved estas dos muestras:
 
 

Los actores: muy naturales, metidos en su papel. Richard Johnson me ha parecido muy convincente como profesor y estudioso del tema sobrenatural. Clair Bloom haciendo de Theo resulta muy bien; se muestra valiente, a veces dura y, otras, bastante frágil. Russ Tamblyn en su papel de Luke es, quizás, el que menos se luce, aunque no lo hace mal. Y la más destacada para el final: Julie Harris como Eleanor, que ofrece una interpretación de un personaje extremadamente vulnerable, machacado por la vida y muy inseguro que, a veces, en momentos muy puntuales, tiene sus pequeños estallidos de personalidad. Para mí, sin duda, la más sobresaliente de todos. Por cierto, con respecto a las charlas que mantiene consigo misma a modo de pensamiento/soliloquio tengo que decir que, depende de cómo te pillen, pueden parecerte curiosas o, quizás, algo excesivas pero ahí queda…
 
 
 
 ¿Recomiendo verla? Sin duda. Me parece una peliculita muy bien llevada que, dentro del tópico en el que se mueve, se maneja más que bien. Quizás no tenga la misma fama que otras de su género pero eso no tiene que significar que sea un producto de segunda. ¡Todo lo contrario! A mí me gusta verla cada equis tiempo y pasar un ratito más de agradable. Animaos y, si no la habéis visto, dadle una oportunidad.
Por cierto, en 1999 tuvo un remake (¡cómo no!) llamado La Guarida (The haunting) contando en el reparto con Liam Neeson, Catherine Zeta-Jones, Owen Wilson y Lili Taylor. Y mucho, mucho ordenador para hacer que el personal bote en el asiento. Tengo que reconocer que también me gusta aunque esta versión que nos toca hoy tiene un toque especial que hace que, si me ponen a elegir, me quede con ella.
Pues, a por ello y vigilad el cielo…
 
 

1 comentario:

  1. Tú te quedas con la peli del 63 y yo con tu blog, vigilante del cielo.

    Continúa contemplando la bóveda celeste para amenizarnos las tardes de domingo.

    Namaste.

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